La presente entrada fue originalmente publicada en el ya no existente blog de Surf Café, cuyas publicaciones eran auspiciadas por Alejandro Maldonado.
Aunque José David Bracamonte Aguayo, conocido por su seudónimo Hagen David, de origen yucateco y nómada por convicción, viene de una escuela percibida como revolucionaria, hablo de El Rincón Rupestre, él es un irremediable romántico.
¿De que rincón emerge?
No lo digo de manera literal, El Rincón Rupestre era más bien un espacio ecléctico, en cuanto a expresiones literarias, mas se conformaba principalmente por participantes con ideales revolucionarios, punks, zapatistas y marxistas, por mencionar algunos. La califico como escuela porque al fin y al cabo el entorno, de manera especial cuando es artístico, tiende a ejercer importante influencia. Y sí, Hagen David tiene influencias rupestres después de todo (es decir, de la esencia de dicho rincón), pero no lo ha manifestado en sus obras, sino solo en su persona.
Cabe mencionar que cuando digo rupestre me estoy refiriendo a un estilo y una forma de ser, que se entienden al conocer la música rupestre, con exponentes como Rockdrigo González, Jaime López, Arturo Meza, Cecilia Toussaint, Armando Rosas, etcétera. A menudo, el mensaje de esta música se ha caracterizado por la inconformidad y también por su consistencia poética. En Cancún, El Rincón Rupestre hacía, en cierto modo, alusión a la esencia de la música rupestre. Esa esencia había sido traída por uno los escritores más prolíficos de Cancún: Mauricio Ocampo Campos, quien abrió ese espacio ante la gran necesidad constante de levantar la voz, mediante música y literatura.
Un eterno enamorado
Resulta curioso cómo Hagen no ha seguido alguna línea similar a la de los artistas con quienes convivió. Aunque también puede resultar un poco prematuro categorizarlo de algún modo, pues recién ha publicado su segunda obra, llamada Cartas para mi novia (2021). Lo que llama la atención es que ese título tiene una relación cercana con el de su anterior obra, la primera, que se llamó De puño y letra para ti (2016), y en ambos poemarios se dirige a quien él presenta como su novia, su esposa Stephanie Morales.
No me quise quedar con la duda y le pregunté: «¿Por qué optaste otra vez por lo romántico?». A lo que me contestó:
Pues como dijera Roberto Carlos: Yo soy de esos amantes a la antigua, que suelen todavía mandar flores.Me encanta escribirle cartas a mi novia (mi esposa).
Después añadió: «De hecho, te voy a confesar que para mi siguiente libro planeo otro enfoque, será algo diferente, también me gusta reinventarme. Aunque también soy terco con mi estilo romántico, escribirle cartas a mi novia me apasiona».
Lo sabemos, Hagen David es un romántico irremediable, y lo ha dejado ver no solo en sus dos libros, que han sido tomados con cariño por sus amorosos lectores, también unos románticos sin remedio, sino que su estilo característico lo ha plasmado en sus participaciones, por ejemplo en los libros Lucha libre poética y Confinados a dudar.
Hagen David, quien también participó en Entropía y en Cupido, el lado oscuro del amor, ambos publicados por Atz Ediciones, ha sido, como cualquiera que se aventura a publicar sus escritos, cuestionado por posibles pretensiones. Él ha declarado:
No me autodenomino de ninguna manera. Más bien soy un aprendiz y voy adquiriendo más conocimientos y ampliado mis horizontes mediante mis influencias, por ejemplo, Mauricio Ocampo, Alí Benítez, Daniel Cabrera, Luis Antonio González Silva, etcétera.
También ha declarado que si tuviera que elegir un adjetivo, no sería poeta ni escritor ni autor, él preferiría creador, «porque me gusta explorar, jugar y crear cosas nuevas a mi manera. Si en una nota dijeran "el ciudadano Hagen David presentó su libro...", no me enojaría».
Hagen David, fan de Jaime Sabines, Joaquín Sabina, Diego Ojeda y Gustavo Adolfo Bécquer, nos permitió compartir un par de poemas suyos en este rincón cultural digitalizado. El primero pertenece a su primer libro De puño y letra para ti, y el segundo a su segundo libro Cartas para mi novia.
Luna de octubre
Dicen por ahí que
las lunas más bellas
son en octubre.
Solo me quedo una duda:
¿Qué haces tú en febrero?
No me pidas que me enamore de ti
No me pidas que me enamore de ti
porque ya caí,
como aquel colibrí
que se siente atraído
por el néctar de la flor de jade.
En el ocaso de la tarde.
¿Cuándo fue? Ni cuenta me di,
pero cuando reaccioné,
mis besos te pertenecían,
así como mis brazos te protegían.
¿Loco? Y qué si me llaman de ese modo,
si mi locura tiene nombre y apellido
y un lado de la cama,
donde mi locura te espera,
a cada sueño.
Y en cada aventura.
¿Te gustaría leer sus libros y participaciones? Contáctalo, es buena onda.
*La fotografía utilizada en este artículo fue tomada por Stephanie Morales.
¿Ya escuchaste Condeno de Mared Guerra en voz de Chris Becerril?
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