Yancarlos Perugorría es un connotado artista cubano, profesor de artes visuales e ilustrador de una gran cantidad de libros. Ha recibido varios premios y reconocimientos, y a pesar de cuanto destaca, no es un personaje que pida reflectores, sino todo lo contrario, se conduce con discreción y modestia.
En México muchos escritores ubicamos a Yancarlos por su frecuente colaboración con el prestigiado poeta Ramón Iván Suárez Caamal (autor del himno a Quintana Roo y maestro de varias generaciones de poetas).
Este grandioso artista, y genial persona, colaboró con mi yo Mared Guerra en el libro Defecto. Si bien, él mismo, al igual que yo, pensó que Defecto no requiere de ilustraciones, de todos modos se las pusimos, y claro que vale la pena. De manera que esta colaboración no ha de tomarse como la típica colaboración complementaria del artista para con el escritor, sino de una manera distinta: el artista hace un acompañamiento existencial al escritor, o sea, no lo complementa en un sentido de segundo orden, sino que coexiste paralelamente, con todo y que solo se trató de un sutil asomo.
La participación de Yancarlos Perugorría en el libro Defecto de Mared Guerra consiste en solamente cuatro ilustraciones y el arte de portada, pero para un libro de setenta y dos páginas es más que suficiente hablando en términos de propoción, digamos de contenido cuantitativo. Ahora bien, en términos de precisión creativa, el asunto estuvo todavía más equilibrado. Las ilustraciones fueron precisas, tan adentro del texto, como tan periféricas a él.
En este artículo pienso spoilear un par de las ilustraciones de Yancarlos para Defecto.
El vínculo artístico metafísico entre Yancarlos Perugorría y Mared Guerra
Lo curioso del asunto es que Yancarlos y yo nunca hemos convivido en persona, a pesar de que estuvimos a punto de vernos en una ocasión en la terminal del ADO de Cancún, pero una lluvia torrencial hizo imposible el encuentro, ya que tal encuentro solo pudo haber sucedido justo antes de que él viajara de regreso a Cuba; pero yo no logré llegar y tuvimos que despedirnos mediante, nuevamente, la comunicación digital (WhatsApp).
Sin embargo, las veces que hemos platicado, interesantemente algunas de madrugada, hemos platicado con una confianza como si nos conocieramos de años, y literalmente me ha platicado de sus sueños que parecen historias de terror.
Aunque habrá quien conozca a Perugorría por sus ilustraciones para literatura infantil, lo cierto es que al platicar con él de diversos temas, incluidos los sueños raros que tiene, supe que su arte es polifácetico, y ya me había dado cuenta con la siguiente obra, la cual, déjame decirte, no es para nada infantil:
Me hizo mucho sentido que sucediera eso, pues esos textos realmente no los quería eliminar de la obra final, así que sus ilustraciones representan esos textos eliminados, y hacen, sus ilustraciones, una cohesión tremenda y significativa con todos los demás textos, incluso de mejor manera que lo hubieran hecho los textos eliminados.
Superó lo que es una casualidad, exactamente esos textos, de varios más... fueron los elegidos por él. Al elegirlos, como ya dije, logró que dichos textos volvieran, de manera implicíta, y en forma artística, visual, a la obra Defecto.
Dos tipos raros con sueños extraños
No con todo mundo hago amistad, es bien sabido. Quizás puedo tener muchas simpatías y contar con la reciprocidad de mucha gente, pero tener un poco más que mutuo aprecio o mutua admiración es un asunto no tan frecuente en mí. Resulta que Yancarlos es una de las personas de mi círculo cercano, a pesar de estar en otro país. El tipo es raro, de bajo perfil, y así le gusta.
Su presencia digital de repente tiene mucha interacción por ser un sujeto importante, y sin embargo no se empeña en hacer crecer su figura mediática. En mi caso, la impopularidad me persigue, tanto por mis abordajes e ideas, como por mi falta de interés y tal vez porque lo raro se me ve más evidente. Sin embargo, Yancarlos y yo tenemos mucho en común y no exactamente en los mismo asuntos, sino en asuntos afines. Por ejemplo, yo le digo que no a los concursos y él suele decirle que no a los reflectores excesivos, mientras que yo le digo que sí a los medios de comunicación...
En fin, el tipo es raro... la otra vez me contó sus sueños y comprobé que es un artista desde la psique. Sus sueños oscuros y siniestros y mis sueños homicidas, un par de seres que definitivamente no están bien del coco. Por eso, su participación en mi obra no solo no estuvo de más ni menos, sino que estuvo exacta, precisa... y en el libro aparece como interseccionando, pero de manera aleatoria y sin ser contaminada por mis textos; realmente juntos, pero no revueltos; coexistiendo en la misma dimensión, dos mentes amigas con una conexión creativa, que se manifestó en Defecto mediante ese "casual" vínculo artístico-metafísico.