Las religiones han hecho creer a muchas personas que el diablo es un ser maligno, el peor enemigo de Dios, y cuya máxima pasión es el mal. Algunos lo imaginan con la caricaturesca imagen, diría yo, de un ser con características medio humanas, o sea, que camina con dos pies, tiene un rostro, y en él una boca, pero tiene cuernos, cola tipo gato o perro, y es rojo.
Según la Biblia, el libro favorito de muchas religiones cristianas, el diablo era un ángel cercano a Dios, pero cuya envidia y sentimientos egocéntricos le hicieron rebelarse y convertirse en un ser de falsa luz, así que una de sus primeras hazañas diabólicas fue joderle la vida a la humanidad, metiéndose en una serpiente para lograr que esta hable y persuada con atractivo engaño a Eva, quien después convencería a Adán de comer de un fruto que el Creador les habría prohibido rotundamente comer.
En ese mismo libro, quizás el más influyente de la historia, se da a entender que el Satanás el diablo puede transformarse en un ser de luz, y se deduce que al ser una creación (no el diablo, sino el ángel antes de su rebelión, es decir, Lucifer) era un ángel perfecto y hermoso. De ahí que en el arte pueda representársele como una figura (por predisposición clásica: masculina) con una belleza extraordinaria.
Como todos sabemos, al diablo se le culpa de muchas cosas (sino es que de todo lo malo) cuando se da por hecho que existe. Es casi un hecho que quien cree en Dios, cree en el diablo (en su existencia), así como creemos en tantas dualidades. Tal vez a partir de esa dualidad casi inherente a la existencia misma es que el muy peculiar cantautor Daniel Higiénico tiene una canción muy singular llamada El diablo en persona.
En dicha canción, que cantada en vivo es todo un espectáculo, Daniel Higiénico enlista una serie de posibilidades sobre lo que es el diablo, rematando que: "soy el diablo en persona". El toque humorístico e irónico, como en la mayoría de las canciones de Higiénico, está presente también en esta canción, que puede provocar simple y sencillamente un deleite musical al oído, por su impecable diseño y acoplamiento entre música, letra y canto, o puede ser también una travesía mental para el escucha, pues el diablo en persona puedes ser tú mismo.
La letra de la canción El diablo en persona de Daniel Higiénico es esta:
Soy tu macarra a caballo, soy tu piraña en la boca,
soy tu conciencia más sucia, soy tu polilla en la ropa,
soy tu socio en esta quiebra, soy el que paga tus copas,
soy tu mejor enemigo, soy tu ansiedad escondida,
soy tu segunda persona, soy tu memoria perdida,
soy tu perro callejero, soy tu rabia contenida.
Puedo ser tu padre, tu hermano, el camarero, el chulo de la esquina,
el profesor, el ciego, tu amante, el hijo del vecino, el juez y tu soga,
puedo ser tú mismo si no reaccionas, ¡soy el diablo en persona!
Soy tu mirada colgada, soy tu deseo en la manga,
soy tu venganza y tu odio, soy la tumba de tu infancia,
soy el camino más largo, entre el vacío y la nada.
Puedo ser tu ejemplo, el tipo más amable,
puedo ser cualquiera, puedo ser tu madre,
tu más fiel amigo, tu invitado a la boda,
el policía, el borracho hablando con la farola, ¡soy el diablo en persona!
Soy tu coraza blindada, soy el mito que deseas,
soy el mosquito insaciable que te pica en las ideas,
soy tu excusa preferida para ensuciarte las venas.
Puedo ser tu padre, tu hermano, el camarero, el chulo de la esquina,
el profesor, el ciego, tu amante, el hijo del vecino, el juez y tu soga,
puedo ser tú mismo si no reaccionas, ¡soy el diablo en persona!
En un concierto, al final de presentar esta canción, Daniel Higiénico remata simulando hablar un lenguaje extraño, incomprensible, o tal vez no simula... pero es muy gracioso y puede, si uno se lo permite, ser deliciosamente perturbador.