Cancún es una ciudad que está madurando en el campo de la difusión de la creatividad. Con todo el ajetreo de la vida actual resulta a veces poco efectivo el impulso de los promotores culturales independientes o inclusive cuando colaboran las instituciones gubernamentales. Ideas sobran, recursos y tiempo faltan, y la respuesta de la gente suele ser insuficiente. 

Pero, a pesar de todos los obstáculos Cancún crece culturalmente, en particular desde que comenzó a haber integración entre diferentes círculos de creadores y promotores. Quizá se ha entendido que para crecer individualmente se requiere de alianzas o colaboraciones esporádicas, así como de prestar atención a lo que se propone, en modo paralelo, para dar nuestro apoyo, el cual puede ser, de hecho, el desacuerdo. 

Plantear los desacuerdos puede ser visto como una adquisición de enemistades, y alabar los aciertos puede ser visto como una intención de caer bien y hacer amigos. No precisamente es así. Plantear los desacuerdos es más sencillo que meterse en problemas personales, de hecho es una manera de apoyar, apoyar en el sentido de poner sobre una simbólica mesa pública las cosas que se pueden mejorar (o que de plano deben cambiar) y estimular al debate y en particular a la autocrítica, la cual conlleva por efecto un crecimiento compartido. 

Alabar los aciertos en cambio, no necesariamente supone la adulación excesiva y con fines de camaradería conveniente. Alabar los aciertos, enfatizarlos y difundirlos da el mismo resultado que plantear los desacuerdos: genera un crecimiento compartido, pues se encomia a seguir generando propuestas que valen más que la pena el gozo de crearlas e impulsarlas. 

Muchas veces se cae en el error de creer que, al alabar o encomiar a un artista independiente, lo único que conseguiremos es elevar su ego, y eso no siempre es así (es más, creo que casi nunca es así). Hay personas cuya tarea artística es digna de aplausos y lamentablemente no los tienen, no tienen ni siquiera el apoyo de sus similares. Hay quienes crecen artísticamente gracias a su propia insistencia y al buscar alternativas y abrirse puertas por su propia cuenta. Cuando consiguen una posición que ya puede calificarse como destacada, eso, puede dar la impresión de que han recibido apoyo y de que son personas que ya se sienten demasiado importantes y que elogiarlos sería acariciar su ego, lo cual suele ser un error lamentable. Porque muchas veces los logros de dichos insistentes llevan una inversión previa de esfuerzo tan digna que el sentimiento de soledad puede invadirlos por la falta de reconocimiento real. Cuando digo reconocimiento real me refiero precisamente a ese apoyo que se da simplemente con abrir la boca y felicitar, y no dejarse llevar por las fotos o publicaciones de la prensa local o  entrevistas en radio que tuvieron tales insistentes, tales cosas no son como tal el logro o éxito ya obtenido, sino solo el proceso y parte de la inversión de esfuerzo, tiempo y ganas. El verdadero logro es precisamente conseguir la trascendencia presente y de ser posible la posteridad. La trascendencia presente podría ser posicionar nosotros mismos, los espectadores y los colegas, a nuestros artistas independientes en el lugar que se merecen.

Hace poco, charlando con la cantante de lenguas indígenas y polifacética Norma Espinosa, abordamos brevemente ese tema. Ella, quien no ha estado exenta de críticas, me comentó sobre lo difícil que es crear audiencia bajo la circunstancia de estar en una sociedad con gustos comerciales como el reguetón, el pop, y los conciertos de esos y otros géneros vinculados a la fama. Norma Espinosa es un claro ejemplo de insistencia por convicción, pues tanto se ha presentado en importantes foros que ha llenado de público, como se ha presentado para no más de cinco personas. Claramente se da uno cuenta que la respuesta es aleatoria y también está relacionada a factores como fechas, horas y coincidencia con otros eventos con mayor publicidad, destacando que la publicidad de artistas independientes, como Norma Espinosa, es básicamente realizada por los mismos artistas y amigos, ya que todo suele realizarse por autogestión. Paradójicamente Norma Espinosa por colaborar en un programa de radio del ayuntamiento y por haber sido invitada a cantar fuera del país, ha sido vista como una artista que recibe apoyo, y, económicamente no es así, ni siquiera en difusión, aunque en algunos medios sí ha encontrado espacio. 

Norma Espinosa en un programa de televisión local


Otro caso, el cual asemejo más con lo Underground, es el de Mauricio Ocampo. A él lo podemos ubicar entre la ortodoxia y lo alternativo; ya que en su faceta pedagógica realiza -por preferencia personal- trabajos independientes cuya argumentación, aunque crítica, es realmente formal. En su faceta literaria, Mauricio Ocampo, no pierde la esencia de insatisfacción ante lo inacabado e insiste en elaborar proyectos independientes como la publicación de libros de poesía, la cual a menudo es contestaria. Él, al igual que Norma Espinosa, es parte de los referentes de la cultura local y su aporte también enriquece pues nos trae información relevante en su discurso, manifiesta en cada una de sus facetas creativas. 

Mauricio Ocampo y Salvador Fernández respectivamente
Indirectamente relacionado -en cuanto a la labor concientizadora- a personajes como Mauricio Ocampo y el novelista independiente Salvador Fernández, en Cancún contamos con otro personaje, quien ha sido controvertido para algunos, pero indiscutiblemente ha aportado a la escena artística-literaria, José Luis Salgado conocido como El Juglar. Es el creador de El espacio del Juglar, un espacio móvil que él mismo crea, ya sea en parques o en foros. En dicho espacio él realiza eventos con escritores convocados y algunas voces emergentes. El Juglar cuenta con un talento único, y al parecer se trata del único juglar (tan activo) en el sureste de México. Su aporte al crecimiento local en Cancún no se limita a sus juglarías, sino que ha impartido talleres con conceptos como teatro ambulante, además de que está íntimamente comprometido con la conservación de la cultura original mexicana, o sea, no pierde de vista los acontecimientos históricos y nos remonta en sus presentaciones al tan necesario recuerdo nacional.  


Teresa Carmona Lobo, es, desde su trinchera, un personaje fundamental en Cancún. Representa un activismo que se vuelve cultura. Con su actividad semanal Bordando por la paz ha llamado la atención de la gente que semanalmente la encuentran junto con sus compañeros en el Parque de las Palapas, haciendo la actividad de bordar frases sobre sucesos que no tienen ni deben tener concesión de olvido. Teresa Carmona Lobo se manifiesta pacíficamente, de manera peculiar sin lucrar y sin objetivos banales, sino con una objetividad verdaderamente importante, la de crear conciencia y, simultáneamente, ha creado una actividad cíclica que representa un aporte cultural, pues es una actividad relajante que puede disfrutarse en familia o en compañía de los demás asistentes. 


Teresa Carmona, quien ha sido víctima del mal gobierno en el país, no lucha solo por la injusticia en su contra, sino que riega verdades que van creciendo en la conciencia de quienes nos hemos acercado a ella, y entre tanto que plantea, hemos disfrutado curiosamente de la paz que conlleva convivir a su lado.


Como vemos, estas propuestas mencionadas son tan diferentes entre sí en muchos aspectos, y sin embargo están generando una cultura a la ciudad. Hay una coincidente búsqueda de identidad y de conciencia en ellas. Hay un pronunciamiento y un trasfondo social. Hay insistencia y objetividad. 

Debo enfatizar con alegría añadida, que estos personajes mencionados son solo unos cuantos de tantos que ya están, como dijera el promotor cultural Jorge Yam, agitando la escena cultural. El crecimiento cultural en Cancún responde a la "acusación" que ha tenido nuestra ciudad de ser una ciudad simplemente turística y sin identidad. Si bien es cierto que aún falta integración, el hecho de poder identificarlos y estar vinculados debido a objetivos similares, es ya una ganancia que nos da la dicha de ser una ciudad llena de gratas sorpresas, de propuestas y de proyectos culturales. 

Las ciudades vecinas como Playa del Carmen y Cozumel tienen una interacción cultural continua con los cancunenses. En Cozumel tenemos valiosas mujeres que promueven la lectura, como Denisse Pohls y Brigi Maribel Pulido, y en Playa del Carmen a Ana Mar Moreno, quienes muchas veces han tenido convivencia en eventos culturales con los representantes de la cultura cancunense. A menudo todo se mueve de manera independiente. 

La búsqueda es incansable y se manifiesta en diferentes vertientes, se conjunta, se mueve en paralelo, se integra o se forjan en alternativas contrapuestas, pero al fin y al cabo se genera, repito, un indiscutible crecimiento cultural en Cancún que nadie debe perder de vista.