¿Qué será mejor: vivir en automático, prácticamente por inercia, o estar todo el tiempo conscientes de que nos vamos a morir y de que cada nuevo día nos reduce el tiempo para eso?
El poeta veracruzano Miguel Ángel Morales Beiza habla de esto en su poema Tengo un límite de vida, el cual comienza así:
Tengo un límite de vida.
Eso me desespera
con los dinosaurios ya extintos
en la forma
que los perros persiguen cada noche.
Desde el comienzo de este breve, pero consistente poema, Ángel Morales exterioriza una angustia que muchos padecemos: la de estar plenamente conscientes de estar viviendo y con un límite de tiempo. Lo cual tiende a provocar cierta forma de crisis existencial constante... pues volteamos a lo que se tiene registrado como pasado y hay tanto que ya no existe, como los dinosaurios; pero los perros... los perros siguen persiguiendo cada noche, y eso parece carecer de sentido, como todo lo demás.
Una línea densa en mensaje de este poema dice así:
Ay, confusión absoluta en el universo.
Ese "Ay", en ese contexto, suena como un "Hay", y es más que solo una casualidad, es una ambigüedad poética deliberada, me atrevo a asegurarlo. Ay... confusión absoluta. Hay... confusión absoluta. Dijo tanto en una sola frase: eso que hay provoca ese ay, la confusión de estar viviendo. Porque mientras vives te das cuenta del universo.
Casi al final del poema dice esto:
Me fracciono con los átomos que respiro
detrás de una representación
y agitado, consumido,
cambio de papel a media escena.
Corte. Corte. Corte.
No más.
¡No más! ¿Quién no quisiera parar esto con "Corte, corte"? El poeta Miguel Ángel Morales, agitado y consumido, cambió de papel, como muchos de nosotros ¡a media escena!
El libro
Fíjate que, afortunadamente, este libro está disponible en Amazon. A mí me ha encantado y por supuesto que te lo recomiendo sin dudarlo. Se publicó en 2005 y se reeditó en 2018 por Ediciones Petricor.